“(…) No hay militar
argentino que haya tenido el coraje de las madres.
- Esa es una apreciación política suya que no viene al caso. ¿Por qué lo
dice?
- Por la práctica de cada uno. Mientras
ustedes tiraban personas indefensas desde los aviones, ellas salían en las
condiciones más adversas a reclamar justicia. Eso es mucho más valiente.” Horacio
Verbitsky, El vuelo.
Hasta el 2003, nada quiso hacerse frente a los hechos
aberrantes que sucedieron durante 1976 y 1983. Hasta el 2003 solo sobrevolaron
las palabras: indulto, Obediencia Debida, Punto Final y por sobre todas las
cosas, reino la palabra injusticia en el discurso y en la práctica. Hasta el
2003 abuelas y madres fueron ignoradas y en el peor de los casos aun tratadas
como locas. Pero en el 2003 el aire de cambio comenzó a correr.
Luego de la fuerte crisis que culmino con un 2001 plagado de
sangre, protesta, desilusión y hambre,
siguió una semana con 5 presidentes que ejercieron su mandato en tiempo record.
Llegado el 2003 y con todo el panorama negro, asumió Nestor Kirchnner. Un
hombre alto, flaco, con rasgos llamativos y forma de hablar particular. La
sociedad argentina seguía desconfiada, descreída pero de a poco las cosas
fueron pasado de oscuro a claro, sobre todo en materia de los derechos humanos.
Aun hoy resuenan las palabras de Néstor en aquel discurso en
la ESMA donde pidió perdón a toda la sociedad por lo ocurrido durante la
dictadura militar, algo tan sencillo pero tan complejo como esa palabra.
Palabra que estuvo ausente hasta ese día. Palabra que solo había estado como
sinónimo de unos de los actos más injustos, como lo fueron los indultos en la
época menemista. Palabra que en ese discurso se logró resignificar.
A partir de la asunción de Nestor Kirchnner en 2003, la primer conquista fue la
recuperación de la Escuela Mecánica de la Armada, que fue uno de los centros
clandestinos de detención por donde circularon más cantidad de secuestrados y
desaparecidos del país. Se recuperó y con ello comenzó una nueva etapa para
todo lo referido a los derechos humanos y a los delitos cometidos durante esa
época tan nefasta en nuestro país.
La ESMA pasó a ser un espacio para la reflexión, un lugar que pretende mantener
viva e intacta la memoria. Su recuperación fue el primer paso que marco el
camino para que todos los argentinos nos sumemos a esa ronda de pañuelos en
Plaza de Mayo; para que no estén más solas esas abuelas y madres que luchan
desde que les robaron a sus hijos y nietos; para que no queden impunes, ni en
el olvido todos los hechos aberrantes que empaparon de sangre y calvario las
calles de todo el país.
Durante los años subsiguientes se debatió fuertemente sobre
que debería pasar con la ESMA, como debería ser su funcionamiento, si debería
modificarse o no, si deberían colocarse o no centros culturares. Hubo distintas
opiniones mismo desde los organismos de derechos humanos sobre alterar en
cierto punto el espacio, colocando talleres culturales y se encontraron algunos
en contra y otros a favor.
Pero en el 2008 con un discurso de Hebe que sostuvo “ahora habrá vida donde
antes hubo muerte”, se inauguró la Ex ESMA como un centro para la memoria, como
un espacio para que todos los argentinos nos acerquemos, nos informemos y por
sobre todas las cosas no olvidemos. La único que muere es lo que se olvida y
todo lo sucedido durante 1976 encontró su refugio en una coyuntura que le abrió
los brazos y tomo la posta de todos aquellos que ayer fueron silenciados
mediante la desaparición.
Con el correr de los años la ESMA se fue acondicionando cada
vez más para recibir a toda persona que se interesara por ir a visitarla. Se
dejó todo tal cual lo habían entregado los militares, pero se agregaron
carteles que indicaban brevemente que había sucedido y otros narraban
testimonios de los sobrevivientes. A su
vez se creó el Archivo Nacional para la memoria y el Instituto Espacio para la
Memoria. De a poco así como dijo Hebe, donde hubo muerte, empezó a haber vida.
En este último 24 de Marzo se cumplieron diez años de haber
recuperado la ESMA y ya no es un lugar que solo representa la época más macabra
para todos los argentinos, ahora es un lugar donde se puede reflexionar, donde
se puede aprender y por sobre todas las cosas donde se puede recordar. En la
ESMA hoy existe una sede de Abuelas y otra de Madres donde se brindan
actividades culturales de diversos tipos, desde murgas, hasta talleres de
pintura. Una vez más, donde ayer hubo muerte, hoy hay vida.
Y con todo este breve recorrido histórico, lo importante y
lo que se destaca es que a pesar del dolor, del sufrimiento, de la vidas
truncadas y asesinadas de esos jóvenes que solo querían un país mejor, hoy se
puede decir con total seguridad que no pudieron. Hoy se puede decir que
quisieron arrebatarnos la alegría, que nos quisieron robar lo mejor, pero poco
a poco lo estamos recuperando.
Con esas marchas de los 24 de Marzo que desde hace unos años
están cargadas de jóvenes, como aquellos que fueron fusilados; de ciudadanos
del ayer y de hoy que toman la posta de aquellos que murieron en el intento.
Con esas plazas repletas que abraza fuertemente a las madres y a las abuelas,
que las apoya, las reconoce y las aplaude. Con esa ESMA donde hoy se puede
desde aprender distintas disciplinas artísticas hasta recorrer los lugares del
horror y debatir sobre eso. Porque hoy
donde hubo silencio hay voces; voces que pueden opinar sin miedo, que pueden
debatir y aportar para un país mejor. Porque
hoy todo lo sucedido desde el 2003 deja entrever que aunque quisieron no
pudieron, ni van a poder.