Las
Malvinas fueron y serán Argentinas. Todos los 2 de Abril los ciudadanos
recuerdan y homenajean a sus caídos. Todos los 2 de Abril los argentinos se
muestran orgullosos de sus héroes.
Pero cabe preguntarse ¿Cómo se vivió en
aquella época?
Hoy se puede hablar libremente de Malvinas.
Hoy los ciudadanos pueden homenajear a sus caídos. Hoy Malvinas no es mala
palabra, es mejor dicho, palabra santa. Pero es fundamental entender que paso
en el momento en que la guerra sucedió. En principio cabe recordar que el
contexto político seguía siendo dictatorial.
Bajo el mando de Galtieri la sociedad
Argentina presenciaba, sin saberlo, la agonía del régimen más cruento de su
historia. Tras seis años, comenzaron a notarse y a sentirse cada vez más fuerte
los errores que la dictadura arrastraba. El proceso de desindustrialización,
organismos de derechos humanos cada vez más presentes, conformaron un escenario
inestable.
Fue así, que la cúpula militar encontró en la
guerra la posibilidad de reivindicarse. La sociedad argentina, en ese entonces,
creyó en el discurso y se unió en pos de lo que luego sería un exterminio. Es
decir, los ciudadanos avivaron y festejaron el absurdo. Cabe remarcar el papel
protagónico que tuvieron los medios de comunicación en dicha etapa.
Iniciada la guerra, desde los medios muchas
propagandas pregonaban por la victoria. Aseguraban con total certeza que
“íbamos ganando”. Cabe pensar, que quizás, frente a todo el horror que venía
sucediendo, los argentinos encontraron un halo de luz. Los argentinos, tal vez
vieron en esa falsa victoria, una ilusión, una alegría.
Tantos
años después y con la bandera de Malvinas levantada, es difícil pensar que paso
por la cabeza de esos argentinos que apoyaron semejante genocidio. ¿Cómo podía
ser que aquellos que estaban siendo abatidos por el terrorismo de Estado,
estaban avivando lo que resulto ni más ni menos, que la continuidad del horror?
Pero, antes de cualquier juzgamiento, es
importante tener presente las contradicciones que vivía ese ciudadano. Desde el
primer momento en que no eran libres, sino que por el contrario, eran presos
del Estado, todo es posible. El argentino de aquella época era vulnerable,
estaba atrapado y la única salida era la muerte.
Ante un escenario como el descrito, no es tan
ilógico pensar que las plazas se hayan llenado en dos oportunidades tan
antagónicas: la huelga de la CGT del 30 de Marzo y la declaración de la guerra
el 2 de Abril. “Del éxtasis a la agonía oscila nuestra historia” dirá la
Bersuit Vergarabat tiempo después en la Argentinidad al palo.
Lo importante es que aquellos brazos que ayer
avivaron la guerra, hoy puedan abrazar a sus caídos. Lo esencial es que la
sociedad argentina haya entendido que la guerra fue un absurdo. Hoy el
ciudadano es libre y que lindo es saber que en su libertad haya elegido
“malvinalizarse”.
Ayer y hoy, las Malvinas fueron y serán ARGENTINAS.
Ayer y hoy, las Malvinas fueron y serán ARGENTINAS.
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